Por Karen Madrigal.
El siglo XXI es uno de los siglos más conectados, no sólo en el tema de la tecnología sino también en la forma en cómo nos relacionamos entre sí y con el mundo; la forma en como vemos la vida, la rejerarquización de los valores, la forma en como aprendemos; pues aprendemos a través de nuestro sentidos y cuando hacemos, aprendemos cuando están presentes las emociones, cuando nos atrevemos a vivenciarlas y a construir a partir de ellas.
La educación tradicional que ya no funciona es lineal y suele dejar relegadas las habilidades de interacción social, de inteligencia emocional, de creatividad e incluso de un pensamiento crítico (este último, muchas veces es confundido con suficiencia o perfeccionismo), y es centrada principalmente en el IQ, en un aspecto lógico matemático y por medio de la repetición.
Afortunadamente, las generaciones despiertan cada vez más rápido a la comunicación y al entendimiento. Terminó la época de la razón e inició la época de la conciencia. La tendencia es entonces, volvernos cada vez más neuronas de la sociedad más que un órgano obediente (por más vital que éste sea), que tiene sólo una función mecánica a realizar por instrucción del cerebro.
Y ante este panorama, los nuevos consumos culturales de los jóvenes se detonan y las empresas demandan educar a sus equipos de trabajo para la adquisición de habilidades blandas y duras, pues existe un desfase entre los programas educativos “formales” y las necesidades de las organizaciones. Así, reclutar se ha vuelto uno de los principales retos en la búsqueda de talento. ¡Imagínate!, en el caso de los egresados jóvenes y no tan jóvenes, la curva de aprendizaje en promedio, va de 6 a 8 meses para que puedan ser productivos y rentables para las empresas, este proceso duele $$$, ¡vaya que lo hace!
En nuestro sector, la capacitación a la medida con enfoque y experiencia en el rubro de la hospitalidad y el turismo ha contribuido a acortar el tiempo de esta curva, incrementado el sentido de pertenencia, y ha colaborado a que los talentos desarrollen una carrera dentro de ellas reduciendo el dolor.
El directorio de capacitadores es extenso, y no todo lo que brilla es oro, así que apuesta por una capacitación planeada, dirigida, comprometida e impartida por expertos en el sector. Apuesta a una capacitación neurona.
Porque como dijo Benjamín Franklin “Si crees que la formación es cara, intenta con la ignorancia”.